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Todo Don Juan

1 Nov

Saludos, muchachada de mis 4º de la ESO.

La segunda lectura común obligatoria de esta primera evaluación tiene como protagonista al otro gran mito literario, además del Quijote, de la literatura española… Don Juan Tenorio. Este personaje canalla y calavera, burlador de mujeres y asesino tiene un recorrido tan largo y visible en la cultura española, que trasciende el ámbito literario e incluso nuestras fronteras.

Para leer esta obra teatral de José Zorrilla tenéis disponible aquí la obra en PDF. Además, de cara al examen conviene que le echéis un vistazo a alguna de las diversas guías de lectura que os ayudarán a entender mejor el texto:

Don Juan es el prototipo del burlador o libertino, se trata de un seductor valiente, osado y temerario que no respeta ninguna ley divina o humana. La tradición posterior lo relaciona con la figura de Miguel de Mañara, un pecador arrepentido que se dice que vivió en Sevilla del siglo XVII. En cualquier caso, hay en el teatro ciertos antecedentes del personaje del fanfarrón y seductor y en los romances del tema del «convidado de piedra«, que desprecia a los muertos y acepta temerariamente la invitación de uno de ellos, recibiendo un castigo final por su impiedad.

El personaje se hace visible en 1625 con la publicación de El burlador de Sevilla y el convidado de piedra, una obra teatral atribuida a Tirso de Molina y queda encumbrado 200 años después con el exitoso estreno de Don Juan Tenorio, un drama romántico en dos partes escrito en 1844 por José Zorrilla. Una de las principales diferencias entre ambas obras es el final, pues en un caso Don Juan es condenado por sus pecados, pues Tirso de Molina era un fraile que escribía en el Barroco, y en el otro es salvado por el amor de Doña Inés. Curiosamente algunos personajes coinciden en las dos obras (Don Juan y Don Gonzalo de Ulloa), pero no así la principal víctima de la seducción del libertino, que en el caso de la obra de Tirso se llama Doña Ana de Ulloa y en el de Zorrilla es Doña Inés. Cambia también el nombre del criado de Don Juan que pasa de ser Catalinón en la obra barroca a Ciutti en la romántica. Asimismo se aprecia variación de espacios, pues en la obra de Tirso la acción comienza en Nápoles y finaliza en Sevilla, pasando por las costas de Tarragona; sin embargo la de Zorrilla transcurre íntegramente en Sevilla y alrededores (Lebrija…). Además el autor romántico es mucho más atrevido y su Don Juan tiene la osadía de profanar y convento para seducir a la novicia Doña Inés, algo que en el Don Juan de Tirso no ocurre, pues en su época se consideraba una impiedad absoluta. Si queréis consultar una comparativa más detallada entre ambas obras podéis acceder AQUÍ.

Menos conocido que las dos obras anteriormente mencionadas, entre la publicación de ambas el dramaturgo Antonio de Zamora estrenó un drama teatral a comienzos del Neoclasicismo en el que recuperaba el personaje de Don Juan, con el título «No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague» (1713). De hecho a partir de mediados del s. XIX en España se convirtió en una tradición representar la obra de Antonio de Zamora y después la de Zorrilla en todas las festividades de Todos los Santos (1 de noviembre), lo que actualmente se mantiene solo con la de Zorrilla.

Las obras basadas en este personaje son múltiples y el mito de Don Juan se difundió por Europa con rapidez en los siglos XVII y XVIII. Buen ejemplo de ello son Don Juan o el festín de Pierre (1665) del dramaturgo francés Molière; la ópera Don Giovanni (1787) con música de Mozart y libreto del italiano Lorenzo da Ponte y el poema Don Juan (1819-1824) del inglés Lord Byron, que quedó incompleto por su muerte. Además, aunque no con este nombre, su influencia se observa claramente en dos de las novelas sentimentales europeas, curiosamente ambas son epistolares, más importantes: Clarisa Harlowe del inglés Samuel Richardson (1747-1748) en la que aparece un personaje libertino llamado Lovelace y Las amistades peligrosas (1782) del francés Choderlos de Laclos en la que puede apreciarse en el personaje del libertino vizconde Valmont.

Ya en el siglo XX la huella del personaje de Don Juan se extiende en múltiples autores como Azorín, Torrente Ballester, Ortega y Gasset, Ramiro de Maeztu, Gregorio Marañón, que estudian el carácter y los rasgos de personalidad del seductor sevillano.

Ahora que sabéis un poco más sobre este legendario personaje literario y que os habéis leído la obra de Tirso, la de Zorrilla o algunos de vosotros incluso ambas, es el momento de que veáis la versión que Estudio 1 emitió en TVE en 1966 protagonizada por Paco Rabal (Don Juan) y Concha Velasco (Doña Inés).

Aquí lo tenéis con más calidad:

https://www.rtve.es/play/videos/estudio-1/estudio-1-don-juan-tenorio/1449057/

Taller de escritura-FONEMORAMA

26 Jul

Estudiantina.

En esta tarea de redacción nos ocuparemos de escribir un FONEMORAMA.

Se trata de un tipo de poema en el que se realizan juegos de palabras dentro de oraciones condicionales.

Su creador fue Carlos Edmundo de Ory (1923-2010), considerado el último poeta vivo de la vanguardia española. Hijo de un poeta modernista llamado Eduardo de Ory, es el creador del Postismo, la última gran vanguardia poética española (tras el Ultraísmo y el Crecionismo). Aunque gaditano, pasó gran parte de su vida y de su carrera en París y en bastantes de sus poemas utilizó juegos de palabras.

En este sentido un buen ejemplo puede ser este poema titulado «Fonemoramas». Fijaos bien en la estructura de cada verso: es una oración condicional que toma los principales fonemas del primer verbo para construir el atributo que caracteriza al yo de esta voz poética. Canto —>Cantueso. Leo—>León. Emano—>Mano. Amo—>Amasijo…

FONEMORAMAS

Si canto soy un cantueso
Si leo soy un león
Si emano soy una mano
Si amo soy un amasijo
Si lucho soy un serrucho
Si como soy como soy
Si río soy un río de risa
Si duermo enfermo de dormir
Si fumo me fumo hasta el humo
Si hablo me escucha el diablo
Si miento invento una verdad
Si me hundo me Carlos Edmundo

Canción del pirata

15 Oct

Estudiantina de 4º de la ESO.

Uno de los últimos retratos de Espronceda

Al hilo del tema del Romanticismo, hemos leído en clase la archiconocida «Canción del pirata» de José de Espronceda (1808-1842). Esta es una de las composiciones líricas más famosas de la literatura española y hasta hace unos años era de aprendizaje obligatorio de memoria en la época escolar, por lo que mucha gente se la sabe. La poesía se publicó por primera vez en la revista El Artista en 1835, apareciendo de nuevo en Poesías (1840), un libro que recopilaba los poemas líricos breves de Espronceda. 

En 2000 el grupo de rock riojano «Tierra santa» realizó una versión musical del poema que respeta escrupulosamente la letra. Por su extensión, dividió la canción en dos partes, la primera más movida y la segunda con un aire de balada.

El escenario de la canción es el mar, símbolo de espacio de libertad. Adoptando una técnica narrativa, la voz poética nos cuenta aspectos de la vida de un capitán pirata que a bordo de su barco, al que llaman “El Temido”, hace estragos y asalta otros barcos en la mar. Nadie puede resistirse a su valor y todos le temen porque su fuerza está en su inquebrantable y rotunda fe en los ideales de libertad. Además el protagonista queda caracterizado como un ejemplo de personalidad que vive al margen de la sociedad despreciando las convenciones y los bienes materiales.

Precisamente, la libertad es el tema central del poema y una de las características principales del Romanticismo, que rechaza cualquier tipo de norma o regla a la creación. En el poema podemos observar perfectamente la ideología romántica, pues en su tono y enfoque temático hay una protesta violenta y hostil contra las trabas y convenciones sociales, así como un canto a la libertad al margen de las estructuras establecidas; en todo ello se evidencia el individualismo del pirata (y por extensión del autor y del Romanticismo)

Tal y como se menciona en el título, por su estructura el poema es una canción, pues reitera un estribillo en el que el pirata se reafirma en sus grandes ideales: libertad, exaltación e intensidad vital. Además también puede apreciarse el recurso al viaje a una zona exótica como evasión (caso de Estambul), así como los paisajes románticos y la naturaleza indomable que tanto caracterizó al Romanticismo: la luna, los vientos, las tempestades…

Para un comentario más detallado del poema, entra AQUÍ.

Se ha hablado mucho de en quién pudo basarse Espronceda para construir esta figura del pirata. Sabida es de su obsesión por los personajes marginales que con frecuencia aparecen en sus poesías: el reo, el verdugo, el mendigo… Seguramente, el autor tuvo en mente también la figura del poeta romántico inglés Lord Byron (1728-1824), que pasó los últimos meses de su vida en Grecia, luchando por la independencia de aquel país. Pero no solo en sus circunstancias biográficas, sino también en su obra, pues Byron es el autor de un poema titulado «El corsario».

Y para terminar, de postre un par de regalos:

  • Otra canción: en 2008, con motivo del bicentenario del nacimiento de Espronceda, los raperos Zenit y Frank-T hicieron una versión rapeada del poema que es bastante interesante. Podéis escucharla AQUÍ.
  • Una anécdota: la fama de esta «Canción del pirata» es tal, que han surgido imitaciones y adaptaciones, algunos incluso referidas al «pirateo» por internet. Es el caso de ESTA.

Quevedo vs Góngora

10 Jun

Estudiantes de 3º de la ESO.

Hemos seguido con interés los combates literarios entre Quevedo y Góngora. Sabido es que no se soportaban y que su rivalidad iba más allá de lo poético, llegando hasta lo personal. Quizá os interese saber cómo acabó la historia entre ambos.

Góngora era 19 años mayor que Quevedo, por lo que pertenecía a una generación anterior. En este sentido parece explicarse la rivalidad de Quevedo hacia él más allá de sus distintas ideas sobre la poesía, en un empeño por diferenciarse y romper con un poeta brillante y de mayor edad.

Lo cierto es que ambos coincidieron por primera vez en Valladolid. La Corte se había establecido en esta ciudad siguiendo al rey Felipe III. Esto hizo que muchos personajes del mundo de la cultura y las artes se mudaran allí en busca del favor del monarca y sus colaboradores. Dos de estas ilustres personalidades fueron el cordobés Don Luis de Góngora y Don Francisco de Quevedo, que vieron por las calles de esta ciudad como comenzaba una de las rivalidades mas sonadas de la historia.

Quevedo llegó a la ciudad para estudiar en la Universidad de Valladolid; tenía apenas 20 años y  su fama comenzó a crecer como escritor y «poeta» de la corte. También comenzó a tener cierta relevancia en la vida política. Poco tiempo después, en 1603, Don Luis de Góngora, que había sobrepasado los 40 años de edad, se trasladó a Valladolid siguiendo a la Corte en busca de mejor fortuna. Seguramente fue allí donde se conocieron personalmente.

En la capital castellana y en forma de hojas sueltas y copias manuscritas circularon los primeros poemas de Quevedo, que imitaban o parodiaban los de Luis de Góngora. El motivo eran los celos profesionales, ya que pretendía la fama que Góngora ya tenía. Comenzó así un intercambio de letrillas y poemas satíricos, que buscaban ridiculizar al rival. Si uno escribía unos versos, el otro respondía aún con más saña que el anterior, y así letrilla tras letrilla dejaron un gran legado de poesía satírica y burlesca forjada en el insulto y el desagravio mutuo, convirtiéndose en enemigos íntimos y necesitándose en uno al otro para crear los mejores versos.

La vuelta de la Corte a Madrid, hace que Quevedo se mude a esta ciudad en 1606 y que resida allí hasta 1611 entregado a las letras. Años después de abandonar Valladolid, concretamente en 1610, Góngora decide dar un giro a su obra poética. Así abandona los poemas de metro corto y carácter satírico-burlesco y desarrolla el culteranismo en poemas mayores que ocasionaron una gran convulsión en el mundo de la cultura y un considerable escándalo debido a la gran oscuridad y difícil comprensión de su poesía. El caso es que su figura se revistió de aún mayor prestigio, hasta el punto de que Felipe III le nombró capellán real en 1617. Para desempeñar tal cargo, vivió en la Corte hasta 1626, arruinándose para conseguir cargos y prebendas a casi todos sus familiares; al año siguiente, en 1627, perdida la memoria, marchó a Córdoba, donde murió de una apoplejía en medio de una extrema pobreza.

Quevedo le sobreviviría 18 años, pero su fortuna a la hora de medrar en la Corte y obtener cargos y honores no fue mucho mayor. Hacia 1610 estrecha una gran amistad con el Duque de Osuna, al que acompañará como secretario a Italia en 1613, desempeñando diversas comisiones para él que le llevaron a Niza, Venecia y finalmente de vuelta a Madrid, donde se integrará en el entorno del Duque de Lerma, siempre con el propósito de
conseguir que su amigo el Duque de Osuna fuera nombrado virrey de Nápoles, lo que logrará en 1616. Durante unos años acompaña al Duque en su cargo, pero su protector cae en desgracia y en 1620 es desterrado. La llegada al trono de Felipe IV, alimenta las esperanzas de Quevedo, que viaja con el monarca y llega a ser nombrado secretario del rey. Sin embargo en 1639 su enfrentamiento con el valido del rey, el Conde-Duque de Olivares llega al punto máximo al escribir unas letrillas que denuncia la forma de ejercer el cargo del valido. El resultado es un destierro inmediato, la confiscación de sus bienes y un alejamiento definitivo de la Corte que le llevará a buscar refugio en Loeches (Madrid) y finalmente a dos pueblos manchegos: la Torre de de Juan Abad y Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), donde fallece en 1645.

Un buen ejemplo de a qué extremo llegó el odio entre ambos personajes es que ambos intentaron hundirse mutuamente en sus vidas privadas: así Quevedo compró la casa (situada en el barrio de las Letras de Madrid) donde vivía arruinado Góngora para  darse el gustazo de echarlo a la calle, lo que ocurrió hacia 1620.

Pero la inquina no acabó ni incluso después de la muerte de Góngora en 1627, pues Quevedo dejó en los siguientes versos constancia de la rivalidad que había ido forjándose con los años de odio.

Este que, en negra tumba, rodeado
de luces, yace muerto y condenado,
vendió el alma y el cuerpo por dinero,
y aun muerto es garitero;
y allí donde le veis, está sin muelas,
pidiendo que le saquen de las velas.
 
Ordenado de quínolas estaba,
pues desde prima a nona las rezaba;
sacerdote de Venus y de Baco,
caca en los versos y en garito Caco.
La sotana traía
por sota, más que no por clerecía.
 
Hombre en quien la limpieza fue tan poca
(no tocando a su cepa),
que nunca, que yo sepa,
se le cayó la mierda de la boca.
Éste a la jerigonza quitó el nombre,
pues después que escribió cíclopemente,
la llama jerigóngora la gente.
Clérigo, al fin, de devoción tan brava,
que, en lugar de rezar, brujuleaba;
tan hecho a tablajero el mentecato,
que hasta su salvación metió a barato.
 
Vivió en la ley del juego,
y murió en la del naipe, loco y ciego;
y porque su talento conociesen,
en lugar de mandar que se dijesen
por él misas rezadas,
mandó que le dijesen las trocadas.
Y si estuviera en penas, imagino,
de su tahúr infame desatino,
si se lo preguntaran,
que deseara más que le sacaran,
cargado de tizones y cadenas,
del naipe, que de penas.
Fuese con Satanás, culto y pelado:
¡mirad si Satanás es desdichado!

De Quevedo a Góngora

9 Jun

Saludos, muchachada de 3º de la ESO.

Como hemos comentado en clase, los dos poetas más importantes del Siglo de Oro son Quevedo y Góngora. Ambos lideraron dos corrientes poéticas (Conceptismo y Culteranismo, respectivamente) menos antagónicas de lo que podrían parecer.

Pero también han pasado a la historia por la famosa enemistad que les enfrentaba, convirtiéndoles en rivales y enemigos en el plano literario y personal. En su ataque al otro, si hay algo que dominan es el arte de insultar.  Inteligentes, brillantes, con un dominio apabullante de la lengua , tenían ambos  un carácter hosco y desagradable que les llevó  a protagonizar una de las disputas poéticas más duras y famosas de la historia de la Literatura.

Así, mediante poesías cada uno se dedicaba a atacar al otro. Comencemos por Quevedo, un maestro en el ingenio a la hora de insultar y burlarse. En el siguiente poema, Quevedo se ríe de Góngora y nos enseña cómo, siguiendo sus instrucciones, podemos acabar escribiendo como Góngora en un solo día:

Aguja de navegar cultos con la receta para hacer “Soledades” en un día, y es probada.

Quien quisiere ser Góngora en un día
la jeri (aprenderá) gonza siguiente:
fulgores, arrogar, joven, presiente,
candor, construye, métrica, armonía;
poco, mucho, si, no, purpuracía,
neutralidad, conculca, erige, mente,
pulsa, ostenta, librar, adolescente,
señas, traslada, pira, frustra, harpía.
Cede, impide, cisuras, petulante,
palestra, liba, meta, argento, alterna,
si bien, disuelve, émulo, canoro.
Use mucho de líquido y de errante,
su poco de nocturno y de caverna,
anden listos livor, adunco y poro;
que ya toda Castilla con sola esta cartilla
se abrasa de poetas babilones,
escribiendo sonetos confusiones;
y en la Mancha pastores y gañanes,
atestadas de ajos las barrigas,
hacen ya soledades como migas.
 

Por otro lado, hay que destacar que Quevedo era antisemita (lo que significa que odiaba a los judíos) y siempre acusaba a Góngora de ser de origen judío por su enorme nariz, un rasgo físico que solía atribuirse a personas de esta etnia y religión.

Yo te untaré mis obras con tocino
porque no me las muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas, cual mozo de camino;
apenas hombre, sacerdote indino,
que aprendiste sin cristus la cartilla;
chocarrero de Córdoba y Sevilla,
y en la Corte bufón a lo divino.
¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?
No escribas versos más, por vida mía;
aunque aquesto de escribas se te pega,
por tener de sayón la rebeldía.
 

El incansable Quevedo prosigue con sus burlas contra el estilo culterano. Ahora se ríe de los cultismos léxicos  y de los neologismos o palabras nuevas que inventa Góngora en su búsqueda de la dificultad y la belleza. Recordad que el cultismo léxico es un préstamo de una lengua culta, en nuestro caso del latín o del griego, que durante un periodo más o menos largo funciona como neologismo.

¿Qué captas, noturnal, en tus canciones,
Góngora bobo, con crepusculallas,
si cuando anhelas más garcivolallas,
las reptilizas más y subterpones?
Microcósmote Dios de inquiridiones,
y quieres te investiguen por medallas
como priscos, estigmas o antiguallas,
por desitinerar vates tirones.
Tu forasteridad es tan eximia,
que te ha de detractar el que te rumia,
pues ructas viscerable cacoquimia,
farmacofolorando como numia,
si estomacabundancia das tan nimia,
metamorfoseando el arcadumia.
  

Y no podíamos culminar esta entrada sin recordar el famosísimo soneto A una nariz, dedicado, cómo no, a su archienemigo Góngora, al que, como he dicho antes, acusaba de ser judío.

A una nariz

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.
Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito

En el siguiente poema, Quevedo vuelve a atizar a Góngora centrando sus ataques en dos de las características de la vida que llevaba su rival: su religiosidad y sus problemas con el juego. Precisamente, con los «tantos» se refiere a los puntos que haces jugando a las cartas, y es que Góngora era un apasionado de la baraja española, pero en aquella época era un mal vicio relacionado con ladrones y gente de mal vivir, donde una persona decente podía llegar a perder mucho dinero.

Tantos años, y tantos todo el día,
menos hombre, más Dios, Góngora hermano.
No altar, garito sí; poco cristiano,
mucho tahúr, no clérigo, sí arpía.

Alzar, no a Dios: extraña clerecía.
Misal apenas, naipe cotidiano;
sacar lengua y barato, viejo y vano,
son sus misas, no templo y sacristía.
Los que güelen tu musa y tus emplastos,
cuando en canas y arrugas te amortajas,
tal epitafio dan a tu locura:

«Yace aquí el capellán del rey de bastos,
que en Córdoba nació, murió en Barajas
y en las Pintas le dieron sepultura.

Por último, un poema más cuyo título deja clara la intención de Quevedo al escribirlo. El maestro del Conceptismo se burla aquí, muy crudamente, de la forma de escribir de Góngora que utiliza términos muy rebuscados para decir cosas muy sencillas y muestra en este poema cómo Góngora hablaría del “culo”, con perdón:

Contra Don Luis de Góngora
 
Este cíclope, no siciliano,
del microcosmo sí, orbe postrero;
esta antípoda faz, cuyo hemisferio
zona divide en término italiano;
este círculo vivo en todo plano;
este que, siendo solamente cero,
le multiplica y parte por entero
todo buen abaquista veneciano;
el minoculo sí, mas ciego vulto;
el resquicio barbado de melenas;
esta cima del vicio y del insulto;
éste, en quien hoy los pedos son sirenas,
éste es el culo, en Góngora y en culto,
que un bujarrón le conociera apenas.

De Góngora a Quevedo

8 Jun

Saludos, muchachada de 3º de la ESO.

Como hemos comentado en clase, los dos poetas más importantes del Siglo de Oro son Quevedo y Góngora. Ambos lideraron dos corrientes poéticas (Conceptismo y Culteranismo, respectivamente) menos antagónicas de lo que podrían parecer.

Pero también han pasado a la historia por la famosa enemistad que les enfrentaba, convirtiéndoles en rivales y enemigos en el plano literario y personal. En su ataque al otro si hay algo que dominan, es el arte de insultar. Inteligentes, brillantes, con un dominio apabullante de la lengua , tenían ambos  un carácter hosco y desagradable que les llevó  a protagonizar una de las disputas poéticas más duras y famosas de la historia de la Literatura.

Para abrir boca, unos versillos del poeta cordobés en el que, sin mencionarlo explícitamente, se refiere a su archienemigo Quevedo argumentando que como es un mal poeta, se mete con él para medrar y conseguir una fama que no merece. 

Musa que sopla y no inspira
y sabe que es lo traidor
poner los dedos mejor
en mi bolsa que en su lira,
no es de Apolo, que es mentira.

Habla ahora don Luis de Góngora. Si Quevedo se reía de la nariz del poeta culterano, Góngora se burla en la siguiente poesía de los pies zambos de Quevedo, que hacían que anduviera cojeando, y de sus gafas, los famosos “quevedos”:

Anacreonte español, no hay quien os tope,
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope.
¿No imitaréis al terenciano Lope,
Que al de Belerofonte cada día
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?
Con cuidado especial vuestros antojos
Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.
Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego.
 

Pero la inquina de don Luis no fue sólo hacia Quevedo, también sus ataques se dirigieron al escritor más exitoso del momento: Lope de Vega. De hecho Góngora difundió una breve letrilla en la que acusa a ambos poetas de borrachos planteando un juego de palabras con sus apellidos:

Hoy hacen amistad nueva,
más por Baco que por febo,
don Francisco de Quebebo
y don Félix Lope de Beba.

Y ahora un último poema atribuido a Góngora que tiene un destinatario claro.

A don Francisco de Quevedo

Cierto poeta, en forma peregrina
cuanto devota, se metió a romero,
con quien pudiera bien todo barbero
lavar la más llagada disciplina.
Era su benditísima esclavina,
en cuanto suya, de un hermoso cuero,
su báculo timón del más zorrero
bajel, que desde el Faro de Cecina
a Brindis, sin hacer agua, navega.
Este sin landre claudicante Roque,
de una venera justamente vano,
que en oro engasta, santa insignia,
aloque, a San Trago camina, donde llega:
que tanto anda el cojo como el sano.

Mujeres y literatura

8 Mar

Buenas, muchachada estudiantina.

8_de_marzoEl 8 de marzo se celebra el Día Internacional de las Mujeres. En la actualidad, a pesar de los avances logrados en las últimas décadas, todavía las mujeres en la sociedad siguen sufriendo situaciones de discriminación y desigualdad (salarios, cargas familiares, precariedad laboral, violencia de género…) En el mundo literario y creativo esto no es una excepción. La obra de muchas mujeres escritoras antes y ahora sigue siendo silenciada y minusvalorada por el canon histórico y crítico, de aplastante mayoría masculina. Hubo, hay y habrá muchas escritoras que merecerían más reconocimiento del que tienen, pero aún hoy día existen muchos más hombres en los círculos literarios (editores, críticos, historiadores…) y la nómina que proponen es mayoritariamente masculina. ¿Es que las mujeres escriben menos? ¿Les gusta menos la literatura? ¿Es que su obra tiene menos interés y calidad? En definitiva ¿es todo una casualidad o la pervivencia de un modelo androcéntrico y patriarcal?

Todo esto viene al caso para recuperar tres artículos que publicamos el año pasado en el boletín de la Biblioteca:

  1. Referente a la historia de las mujeres escritoras en España hasta el siglo XX.
  2. Centrado en las escritoras españolas de literatura juvenil.
  3. Ahondando en la tormentosa relación, más bien repulsión, de la RAE (Real Academia Española) para con las mujeres.

Espero que sirva para promover la reflexión. Me gustaría que dejarais comentarios al respecto a esta entrada. Trataremos el tema en clase hacia el final de esta semana y/o comienzos de la que viene.

Un saludo.

Jesús

Breve historia del soneto

3 Jun

Buenas muchachada estudiantina,

Varias veces en clase de Lengua habréis oído hablar del SONETO, quizá la estrofa más conocida, junto al romance, de la poesía en español.

Su historia en nuestra lengua comienza en el siglo XV cuando el marqués de Santillana escribe sus Sonetos fechos al itálico modo. A pesar de los 42 intentos que hizo, la cosa no le quedó muy redonda y hubo que esperar 100 años hasta que el soneto triunfara en nuestra poesía.

En Granada, convencidos por Andrea Navagero, el embajador veneciano, y gracias a sus conocimientos de la literatura italiana, Juan Boscán y Garcilaso de la Vega se pusieron con más garantías a tratar de adaptar la estrofa a la lengua española. Sólo el toledano Garcilaso pasaría con letras mayúsculas a la historia de la Literatura. Este fue su primer soneto.

Desde el siglo XVI se escriben sonetos con asiduidad en España. También en el  Barroco. Precisamente a Lope de Vega le resultaba bastante fácil. Se conservan 1700 solo de Lope, aunque seguramente escribiera mucho más. Cuenta la leyenda, que algunos como éste era capaz de componerlos en un instante.

En el Neoclasicismo (s. XVIII) y en el Romanticismo (XIX) el uso de esta conocida estrofa decayó, pero se recuperó y renovó en el Modernismo (finales del XIX). Hoy día se siguen escribendo sonetos. Un poeta importante es Rafael Morales, que dedicó un soneto a un cubo de basura, titulado «Cántico doloroso». También el cantante Joaquín Sabina es un importante sonetista. Incluso recientemente Jorge Drexler ha escrito un soneto para la canción principal de la banda sonora de la película «Lope». Se titula «Que el soneto nos tome por sorpresa».

Y de postre, os dejo un cuestionario en forma de test sobre el soneto que incluye apartados como historia, estructura, variantes y temática. Podéis acceder a él AQUÍ, veréis como aún se pueden aprender muchas cosas sobre esta famosísima estrofa poética.

Curiosidades perceptivas

2 Jul
Fijaos qué curioso…

Sgeun un etsduio de una uivenrsdiad hlenasdoa, no ipmotra el odren en el que las ltears etsan ersciats, la uicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la utlima ltera esten ecsritas en la psiocion cocrrtea. El rsteo peuden estar ttaolmntee mal y aun pordas lerelo sin pobrleams. Etso es pquore no lemeos cada ltera por si msima preo la paalbra es un tdoo. (Ifnorciman sdaaca de Itneernt, con un tqoue de ledenya uranba).

Anuque me preazca icrneilbe, fucninoa.

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Un expesimento sinilar de una univarsibad ignesla denueftra qua las palebzas puenen teher una o das lejras epuivoxadas sin qne ezto inpkda la camprengión del mandaje. El extudeo grovocó uma enérqiha pratesto del Spndijato de Corractyres de Twxtos, qus ve pñligrcr su foente da trebejo.

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O ro ex erime to se ejante de u a uni ersi ad a emana mues ra que pu de se uir ley ndo e un t x o au cuan o des pare can al un s le ras de las pa ab as.

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Yotr omash echoe nhun gria queab ordae lte mare spect ode lau bicac ioni ncorr ectad eloses paci osqued ebe nsep ararl aspa labras.

 

La explicación de este hecho se halla en la forma de funcionar de nuestro cerebro. Así, el hemisferio izquierdo analiza las letras, las descifra y las lee, mientras el derecho ve el conjunto de las letras como una imagen visual. Y ambos están constantemente colaborando entre ellos. Por eso, en la lectura de estas palabras desordenadas, incompletas o con errores, el hemisferio izquierdo interpreta las letras y lee el significado propiamente dicho, pero el derecho reconoce las palabras como un todo, como una imagen, por lo que impide que el desorden en las letras entorpezca la lectura.

Lecturas-4ºC ESO

28 Mar

Estudiantina del 4ºC.

Os pongo a continuación las lecturas para esta tercera evaluación. Los tres son clásicos de la literatura española del s. XX. Recordad que de los dos primeros habrá examen y del tercero tendréis que entregar un trabajo. Os pongo el enlace a los textos en cada uno de ellos.

  • Tres sombreros de copa. MIHURA, Miguel. Es válido cualquier ejemplar que contenga el texto completo (editoriales Cátedra, Alfaguara, Anaya, Espasa, Edaf…) Además podéis acceder a él AQUÍ.

    Instrucciones para el trabajo de este libro: cuestiones y opinión personal

  •  El camino. DELIBES, Miguel. Es válido cualquier ejemplar que contenga el texto completo (editoriales Destino o Espasa). Además podéis acceder a él AQUÍ.
  • Réquiem por un campesino español. SENDER, Ramón J. Es válido cualquier ejemplar que contenga el texto completo. Además podéis acceder a él AQUÍ.

Un saludo y buen fin de semana.

Jesús E. Pérez